Nataraja y mi repele al cambio
- msaucedob
- 23 jul 2024
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 6 ago 2024
Hasta hoy, llevaba más de un mes sin escribir.
Bloqueo total. De esas épocas en la vida en las que sientes que te pasa de todo.... justo cuando meses antes, me quejaba de lo "aburrida" que estaba de mi rutina del día y la falta de emoción que había en mi vida.
Y sí, chance quería que algo emocionante pasara, pero no, enserio no lo deseaba tan literal, no taaaanto, ni así.
De hecho, odio los cambios drásticos, no sé si por ser capricornio, porque mi signo es fijo, por mi personalidad (lo más razonable), porque en esta edad lo que busco es estabilidad, o porque mis parámetros de "emoción" han cambiado.
Bueeeee
Los últimos meses, entre de tooodo lo que me pasó (tres choques en tres semanas, despedidas, y algunas/muchas cosas que alteraron mi rutina del día a día) tuve, por un lado, una muerte muy cercana, y por el otro, y muy poco tiempo después, un nacimiento en la familia, muy importante.
Pinche montaña rusa de emociones. Ni quería escribir porque mis ánimos iban de arriba, a abajo y por el medio cada cinco minutos así que ni siquiera sabía qué argumento podía sostener, pues mis ideas, sentimientos y emociones estuvieron en constante cambio.
De que se te mueve el piso y no te queda más que quedarte un ratito inmóvil para ver qué pedo, para no sobre reaccionar y medio intentar procesar la maraña.
De esas veces en las que te toca vivir de lo más inevitable y difícil de la vida, del desapego; y simultáneamente, la magia de la creación, de una vida nueva. Un adiós y un hola. Dicotómico: desapegarte para volverte a apegar.
Nataraja, dios del cambio
Ya con las aguas mucho más calmadas, me acordé en tiempos de cambio, transformación o reajuste en mi vida, meditaba pensando en Nataraja, cuando más comprometida estaba con la práctica. De hecho su escultura fue el primer regalo que recibí para mi altar 💛.
Porque sí, lo único constante en la vida es el cambio, pero cómo cuesta el desapego, o en mi caso, lo que creo que está en el fondo, es cómo me cuesta sentir. Me da miedo que las emociones me sobrepasen. Creo que soy bien hipersensible, y sí, a veces sentir tanto, asusta.
El día más difícil, cuando recibimos LA mala noticia, lo único que pude hacer fue ir a casa de mi hermano, quitarme los zapatos, salir a su terraza y sentir un poco de tierra sobre mis pies, algo que me sostuviera o me arrraigara.
Me quedé horas platicando con él, y discutimos cómo hay eventos, que por más pinches que sean, te recuerdan que estás vivo. Que no está tan peor sentir a flor de piel, pues no hay de otra mientras nos toque vivir esta experiencia humana.
Luego, llegó la noticia más linda, la de un nacimiento muy muy cercano 💛 💛 💛. No sólo a hacernos más felices, sino a recordarnos que todo es un ciclo, nada es para siempre, y que cada final, también trae un comienzo (awwwwwww).
Sigo sin entender la "incongruencia" y lo antíteca que la vida, pero al mismo tiempo, como si existiera un orden perfecto del más allá, no sé, me removió todo.
Shiva Nataraja, el dios hindú del cambio, se representa rodeado de un círculo dorado, Samsara, que representa el ciclo de la vida y las diferentes etapas por las que pasamos. A Nataraja también le dicen el "dios danzante" porque pues sí, baila, y con cada golpe de tambor marca un inicio y un final de ciclos.
Es la creación, el paso del tiempo y está parado sobre una representación de la ignorancia de la mente, vanciéndola. Así que no importa qué vaya a pasar más adelante ni qué nos deparen los años, nuestra mente, muchísimas veces, no lo puede entender, se paraliza... pero con el tiempo, o todo cobra otro sentido, o nos da la oportunidad de resignificar, o le da la bienvenida a algo más grande, algo más adecuando y actualizado a nuestra propia evolución.
Solo es el miedo, el ego y la mente, los que nos causan sufrimiento. Hoy estoy más cursi, pero sólo porque sé me conviene más confiar, que resistir y sobrepensarlo todo siempre.

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