Movimiento somático con Rosemary Atri
- msaucedob
- 21 may 2024
- 10 Min. de lectura
Actualizado: 6 jun 2024
Tuve la oportunidad de conocer Rosemary hace unos años durante una formación de yoga. Desde que la conocí, supe que había descubierto algo importante. Existen Acontecimientos (así, con mayúscula) frente a los cuales el individuo no puede hacer la vista gorda, como cuando lees un libro y tu vida no puede volver a ser lo que era, o como cuando tantas otras cosas nos acontecen y no queda más remedio que rendirle total fidelidad al Acontecimiento.
Algo así me pasó con Rosemary, vitalidad es una palabra que surge y resurge a lo largo de sus conversaciones, y es algo que sin duda contagia en quienes la escuchamos. Sus enseñanzas y sus pláticas apasionadas sobre anatomía, filosofía, movimiento y su ojo crítico hicieron que no pudiera volver a ver la práctica del yoga como un ejercicio más, se abrió ante mis ojos un mundo que más se va expandiendo entre más tratamos de abstraerlo. Pero de eso se trata, de encontrar más interrogantes que respuestas para mantener viva esta energía.
¿Qué es el movimiento somático?
La palabra soma nace en el contexto del occidente, aunque dentro de la cosmovisión yóguica tiene también un interesante significado, ya que quiere decir néctar. Casi todo mundo la asocia con somatizar el clásico “esa enfermedad que tienes es porque estás somatizando una tristeza”, pero es una connotación muy limitada.
El movimiento somático plantea muchas propuestas distintas de escuelas diversas (desde Feldenkrais, Alexander), pero la esencia principal de la palabra soma es la diferenciación entre un cuerpo que se ve como cuerpo objeto, y un cuerpo que se habita y se vive. Y que en parte lo que estás explorando es ser más proactivo en sentir qué está aconteciendo en ti y no en el logro. Nuestros síntomas siempre los vemos como síntomas que se tienen que resolver, los vemos como algo fijo, como algo que padecemos y hay que prevenir ni mover esa parte.
Esta es una visión no corporizada de ti, porque si lo viéramos de otra forma, nos daríamos cuenta que perdimos la inteligencia de la zona lumbar, pero si recuperas un camino de encuentro con esa zona lumbar, aprendes cómo moverte y construir una visión más dinámica. Hay un concepto fascinante que se llama amnesia sensomotora, acuñado por Thomas Hanna en el que dice que cuando una parte de tu cuerpo se lesiona, vas a empezar a aislarla y a negarla desde el sistema nervioso, como si las señales de información que está mandando esa zona dejaran de recibirse y entonces ya se te borra la sensación de desequilibrio en el cuerpo. Si le dices a alguien ¿te has fijado cómo tienes un hombro más abajo que el otro? te va a decir, “¿yo? No”, y si lo acomodas, te va a decir que por qué lo estás desequilibrando.
Cuerpo en movimiento
Si el cuerpo cambia, como cambiamos todo el tiempo, desde la etapa embriológica, tenemos la opción de dejar cambiar en cuerpo en la inconsciencia, o de agregarle la conciencia al cambio. Así que en vez de decir “ya me muevo mal porque ya envejecí”, puedo decir, “ya me muevo mal por la forma en la que uso mi cuerpo” y esto puede ser porque abuso de él o porque no lo uso.
La práctica de yoga tuvo mucho tiempo una mirada de cómo logramos las asanas, pero ¿qué pasa cuando volteas la ecuación y en vez de esta fascinación para lograr, dices cómo puedo hacer que estas posturas ayuden a mi estructura? Ya no ves a Ustrasana como un logro, sino como un potencial de movimiento que tiene la intención de que puedas extender la columna para atrás, ¿cuáles son los pasos previos para que esa postura te ofrezca sus frutos?
No que lo reproduzca en un instante, sino ir construyendo el caminito. Esto también cambia la concepción de si las posturas son formas fijas o si tienen potencial de movimiento que como maestro también tienes que ver. Tal vez si llevo los brazos cruzados al frente en Ustrasana, loa alumnos se pueden enfocar más en lo que está pasando en la parte inferior, ahí cambia el lenguaje, en vez de proponerte un repertorio de posturas, o un syllabus de asanas, al revés, éstas posturas las voy a usar para aportarte a ti algo con lo que le otorgues salud a tu cuerpo.
¿Hay correspondencia entre el cuerpo físico y los otros cuerpos?
Yo sí creo en los centros energéticos o chakras, pero asimismo creo que presentarlos prematuramente es como hablar de un lenguaje que queda en lo esotérico y que al final no le ofrece a la persona más que una fantasía de “cómo me gustaría sentir eso, pero no lo siento”. Lo somático también nos lleva a algo muy fascinante, porque reconocer que somos hueso y somos músculo, pero nos olvidamos que somos sangre, somos órganos, somos fluidos, somos sistema nervioso, somos glándulas.
En el mundo somático, por ejemplo en la escuela de Body Mind Movement, al igual que en Body Mind Centering, se ha propuesto que cada sistema corporal tiene un lenguaje y una forma de comunicarse, y si tu le das escucha, te va a hablar.
Los huesos te dan estructura, porque su constitución es muy de estructura, mientras que las articulaciones vinculan. Entonces si tu en una clase cambias el lenguaje para hablar de cómo se correlacionan con sus articulaciones, a lo mejor encuentran confluencias entre lo que están articulando corporalmente y también lo que les está pasando fuera del tapete, es decir, en cómo articulan su vida, porque sí pasa.
Si los llevas a percibir el espacio que ocupan los órganos, literalmente, no solo poéticamente (aunque las dos cosas cuentan), de repente te das cuenta de que tu te puedes mover desde las costillas y también puedes decir “toma conciencia desde tus pulmones o toma conciencia de dónde está tu corazón”, y si eres un buen maestro, también les vas a enseñar imágenes para enseñar en dónde están los pulmones y el corazón, y puedes decir “inicia el movimiento desde tus pulmones, y que estos sean los que muevan la caja toráxica”, lo que pasa es que a veces no sabemos ni dónde está la vesícula o tantas partes de nuestro cuerpo, y por eso no los sentimos parte de nosotros, pero si tu conoces a los órganos y su ubicación, puedes darte cuenta de que puedes percibir la conexión entre, por ejemplo el páncreas y las extremidades, es como si fueran sistemas que han estado encarcelados y nunca les hubieras dado voz, pero si les das voz, te escuchan, y les gusta y hasta lo sientes.
Eso es lo somático, es como muy real, pero muy fascinante. Eso es corporizar, no solo reconocerte como una carcasa, sino hacer conciencia de todo el mundo que habita dentro de ti. A lo mejor ves que alguien llega a tu clase y lo ves con los hombros cerrados, o muy contraído y tu no puedes decir “rota los hombros, eleva el pecho”, pues ese encierro corporal tiene toda una historia emocional que tu no tienes derecho a violentar de golpe, pero sí tienes la posibilidad de irlo llevando por experiencias de extensión pequeñas, medianas, un poquito más grandes, paulatinamente, en donde cambiar a abrir esa zona le va a cambiar su historia y le va a cambiar su relación con el mundo, jamás hacerlo por imposición.
Ha habido experiencias de prácticas tan fuertes y tan violentas, tan llevadas sin proceso, que una persona sí puede llegar a tener consecuencias fisiológicas, no solo estructurales. Ha habido maestros de yoga que han tenido infartos, y no es que todos estemos exentos de tener infartos, pero cuando ves la manera de trabajar, te das cuenta de su estilo de práctica, y dices, “sí influyó”, y ha habido maestros que lo han confesado, que a lo mejor el rigor de un estilo de práctica al que estuvieron expuestos les causó gastritis por ejemplo, o úlceras.
¿Cómo incorporar esta inteligencia en las clases de yoga?
A veces hace falta una escucha del maestro, y llegas a una clase con tu secuencia planeada, o a veces la misma escuela te dice que enseñes su secuencia, estás afiliado y la escuela tiene un manual de cómo se ponen y como se presentan las posturas, pero tu no le das oportunidad a la sensibilidad de ver cómo está el grupo, qué es lo que se necesita. Y se nos olvida que el yoga está hermanado con la medicina ayurvédica, y entre las cosas que más te habla es de los ciclos, de hecho hay muchos libros contemporáneos que hablan de los ciclos circadianos.
El yoga y el ayurveda, cuando estudias a fondo su sostén filosófico y su sostén médico, habla de la vitalidad, y la vitalidad no siempre es estar arriba, sino más bien escuchar al cuerpo y saber decir “ahorita necesito más descanso” o “ahorita necesito más actividad”. Las mujeres que están dispuestas a vivir una práctica cotidiana igual todo el tiempo, no están reconociendo que las mujeres somos cíclicas,* por que de ninguna manera te sientes igual durante los 28 días de tu ciclo, ni tampoco necesitas lo mismo, ni en el tipo de comida que comes ni en el tipo de ejercicio que haces.
El yoga es un camino de escucha, no de repetición, por eso es bueno estudiar más y tener un repertorio más amplio de herramientas y poder decir hoy en la noche quiero hacer yoga nidra por que no he dormido bien, etc.
¿Qué puede hacer el yoga por nosotros hoy día?
La gran pregunta que se tienen que hacer los maestros y los practicantes de yoga es, ¿el yoga para qué?, ¿cuáles son los temas más prioritarios? Y uno de ellas es el dolor, es un tema terrible, las estadísticas de la OMS hablan de números impactantes. En EU el público que vive con dolor es equivalente a si sumas la gente con diabetes, con problemas cardiacos y con cáncer, pero como el dolor es abordado de una manera muy diferente a estas enfermedades de índole degenerativo, casi siempre se atiende con medicamentos o ya de plano con operaciones, y no se cree que estas condiciones de puedan cambiar. Ahora, se tienen que cambiar con especialistas, es decir, no una clase de yoga cualquiera.
Hace algunas generaciones, nunca se te hubiera ocurrido ser maestro de yoga antes de estudiar aunque sea unos 8 o 10 años, eras practicante de yoga por lo menos 8 o 10 años y hoy por hoy sales por ejemplo de un programa de 200 horas en una rapidez espantosa. Si tuvieras que construir una casa, y te llega un ingeniero que te dice “qué crees, este fin de semana estudié un programa de ingeniería maravilloso” de seguro que no le confiarías la construcción de tu casa, ahora imagínate que estamos haciendo lo mismo con el cuerpo, cuando un cuerpo no lo puedes reconstruir como a una casa.
Háblanos un poco sobre la fascia
Si estás dando hatha yoga, es tu obligación conocer biomecánica, anatomía, kiniesología, y entender mucho más cómo se mueve el cuerpo. Regresando un poco al tema del dolor, una de las cosas que han sido súper revolucionarias, es que aproximadamente hace una década se empezó a dar importancia a un sistema que sí existía pero que estaba un poco en el olvido, o no tenía un lugar muy reconocido, que es el sistema de la fascia, y hoy por hoy se está entendiendo que la fascia es el órgano del movimiento y que es en donde están los sensores más importantes y donde recibes la información más clara del dolor.
Uno cree que lo que nos duele son los músculos, y quien está revelando más es este tejido tenségrico, así que incluso se está cambiando el lenguaje que usamos del movimiento, es decir, en lugar de hablar de biomecánica, se empieza a hablar de biointeligencia, y lo que nos está enseñando la comprensión de la fascia es que el cuerpo es inteligente, mucho más de lo que pensamos. Entonces si le das oportunidad de moverse de una forma más compleja, y donde pones muy en equilibrio la fuerza, la elasticidad, entonces empieza tu cuerpo a darte más información de dónde está lesionado tu cuerpo y por qué, y comienza a reconocer cómo acceder a reordenar los excesos o las carencias de movimiento. El trabajo con la fascia es el camino más fácil para curar el dolor.
¿Cómo se trabaja?
Se ha entendido que los pies son muy importantes porque Tom Myers desarrolló un sistema, conocido como Anatomy Trains y lo que empezó a hacer es disectar el cuerpo de una forma diferente, empezó a descubrir trayectos corporales: entre ellos, hay uno central, uno posterior y uno frontal cuyo arranque es la planta del pie, entonces por eso trabajar los pies hace un efecto en cadena en el resto de la estructura, incluido el cuello.
La otra propuesta de trabajo con la fascia es el realizar distintas maneras de movimientos. Tenemos planos diferentes (plano transversal, sagital, frontal) y muchas posturas están diseñadas para trabajar estos planos, pero entre los planos podemos, decir que hay millones de vectores, así que moviéndome un poquito a la derecha,y otro poquito,y otro poquito, hay un movimiento mucho más omniabarcante, más espirálico, porque el estudio de la fascia ha comprendido mucho de la embriología. Estudiando embriología te das cuenta que el cuerpo no se arma como lego, no aparece un órgano y luego otro, sino más bien es es un proceso en donde se va doblando y desdoblando como origami, maravillosamente y a lo mejor el inicio del riñón empieza en la parte superior cercana al cuello, y desciende y se acomoda en su lugar. Este recorrido renal a través del cuerpo es fascinante. Cuando ves cómo se produce la fusión de las células y luego las láminas, te das cuenta de que el cuerpo tiene esa inteligencia para el resto de la vida, entonces si replicas un poco la movilidad espiral, circular, redonda, mueves más hacia la flexión y luego a la extensión empiezas a recordarle al cuerpo la inteligencia que posee.
Creo que cuando vas a textos originarios de yoga, básicamente había un anhelo de entrar en contacto con el movimiento, en vínculo con la naturaleza, se cuestionaban cómo la montaña me inspiró para esta postura, y cómo el pájaro me inspiró para este movimiento, por ejemplo bakasana toma la aerodinámica del vuelo del ave. Se puede decir que todo ser se mueve, el movimiento es nuestro primer lenguaje, desde el origen embrionario, así que cabe la pregunta hoy por hoy, ¿de qué manera mantenemos la vitalidad a través del movimiento? Y la vitalidad incluye preguntarnos cuándo tengo que descansar y cuándo tengo que estar en más actividad.
Tom Myers dijo algo que me dejó una huella “hay un número aterrador de gente que está sufriendo por dolor y si ustedes descubren que al entender la fascia lo que buscamos es restablecer el espacio interno, a lo mejor quitar las adherencias en donde se está formando y en otros lados fortalecer el tejido blando que se está desmembrando (pasa cuando la gente pasa mucho tiempo sentada, por ejemplo la celulitis es un rompimiento de la fascia), entonces entendemos el movimiento con mayor inteligencia, y ustedes van a construir clases que lleven a la gente a encontrar un balance estructural, que les disuelva el dolor o se lo eviten” el problema es que también está quien sin darse cuenta, solo está aportando entretenimiento a sus alumnos, y arman secuencias súper creativas, pero no ven lo que está haciendo el alumno, y no ven si el alumno está trabajando con hiper extensión en las rodillas, porque vamos demasiado rápido.
Construyamos un lenguaje de sanación, de reorganización de la estructura. Y es un gran reto por que cuando le dices a la gente que si aprenden a moverse bien o recuperar la movilidad, pueden llegar a estar mejor de lo que estaban a 25 años y no lo creen posible, pero el deterioro no es obligatorio, es una opción.
Comments